
NO ES LO QUE DICES, ES CÓMO LO DICES
Muchas veces, nos concentramos solo en las palabras que utilizamos, pero olvidamos que la forma en que las decimos tiene un impacto aún mayor.
La comunicación efectiva no depende únicamente de un buen discurso, sino de la manera en que lo proyectas. Tu lenguaje corporal, tu tono de voz, incluso tu presencia, son elementos que suman al mensaje que transmites.
Imagina una presentación sin entusiasmo, sin contacto visual, sin una postura confiada. Aunque las palabras sean poderosas, la falta de conexión física y emocional puede hacer que tu mensaje se pierda. La comunicación efectiva es un arte, y todos podemos mejorarla, pero requiere atención a cada detalle.
El desafío no es solo hablar, sino hablar de manera que conectes, que logres captar la atención de tu audiencia, que generes credibilidad y confianza. Si dominas el "cómo" puedes conquistar cualquier espacio.
Así que, la próxima vez que te prepares para hablar en público o simplemente conversar con alguien, recuerda que no es solo lo que dices, es cómo lo dices. La diferencia entre ser escuchado y ser recordado está en tu forma de comunicarte.