Con un poco de fastidio, a veces coraje y por supuesto sin dejar de ser crítica por la inoperancia del Gobierno y sus secuaces, porque yo -sí creo- que todos ellos son una verdadera banda, me levanto optimista ante la penosa circunstancia que estamos viviendo en el Ecuador.
Estoy convencida que si cada uno de nosotros tomamos con responsabilidad la pandemia y el contagio, evitaríamos la propagación en forma reducida.
El efecto del orden me mantiene aún invicta en esta crisis sanitaria, al igual que a toda mi familia. Nada de fiestas, nada de festejos, cero visitas e incluso desde mi escritorio trabajé en una campaña electoral.
Mi único escape ha sido la playa, pero en corto, al pie de la casa.
Es momento de demostrar madurez, responsabilidad y respeto hacia los demás. No esperemos nada del Gobierno que carece de políticas públicas. Sumemos con nuestra disciplina, seamos solidarios por la pérdidas de tanta gente víctima de este virus. Me siento positiva, me siento solidaria, sigo siendo auténtica y jamás claudicaré por mis ideales. Ecuador está en pie de conquista, con esperanza y fé de un nuevo Gobierno. Hagamos fuerza para tener mejores días, y nosotros mismo sigamos el impulso por el cambio.
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